RELACIÓN ENTRE LA MOTRICIDAD Y EL DESARROLLO EMOCIONAL EN NIÑOS EN EDAD PREESCOLAR

 

3. Relación entre la Motricidad y el Desarrollo Emocional en Niños en Edad Preescolar


Este artículo puede examinar cómo las dificultades motrices pueden afectar la autoestima, la frustración y otros aspectos emocionales en los niños. El desarrollo infantil es un proceso integral en el que diferentes áreas del crecimiento están intrínsecamente conectadas. En la etapa preescolar, la motricidad, tanto fina como gruesa, juega un papel crucial no solo en el desarrollo físico, sino también en el emocional.

Motricidad y Autonomía


La motricidad se refiere a la capacidad de los niños para moverse y controlar sus movimientos de manera coordinada. A medida que los niños desarrollan habilidades motoras, como correr, saltar, dibujar o manipular objetos pequeños, adquieren una mayor autonomía. Esta autonomía, a su vez, se traduce en una sensación de logro y competencia, lo que fomenta una autoestima positiva y una mayor confianza en sí mismos.



Motricidad y Regulación Emocional


El desarrollo motor está estrechamente vinculado a la capacidad de los niños para regular sus emociones. A través del juego y la actividad física, los niños aprenden a canalizar sus emociones de manera saludable. Por ejemplo, actividades como correr o jugar al aire libre permiten a los niños liberar energía acumulada, lo que puede ayudar a reducir sentimientos de ansiedad o frustración. Además, el juego estructurado, como los deportes o las actividades en grupo, enseña a los niños a manejar la frustración, a esperar turnos y a trabajar en equipo, lo que refuerza su capacidad para enfrentar desafíos emocionales.


Interacción Social y Desarrollo Emocional


Las habilidades motoras también son fundamentales para la interacción social en la etapa preescolar. Los niños que dominan habilidades motoras gruesas, como correr o lanzar una pelota, son más propensos a participar en juegos grupales, lo que les permite desarrollar habilidades sociales y emocionales. A través de estas interacciones, los niños aprenden a compartir, a colaborar y a resolver conflictos, lo que contribuye al desarrollo de la empatía y la comprensión de las emociones propias y ajenas.


La Importancia de un Entorno Estimulante


Para fomentar un desarrollo emocional saludable a través de la motricidad, es crucial que los niños en edad preescolar tengan acceso a un entorno rico en estímulos. Espacios que promuevan el movimiento libre, el juego creativo y la exploración permiten a los niños experimentar y dominar nuevas habilidades motoras, lo que repercute positivamente en su desarrollo emocional. Además, la participación activa de padres y educadores en estas actividades refuerza el vínculo afectivo y ofrece un soporte emocional vital para los niños.

Conclusión




El vínculo entre la motricidad y el desarrollo emocional en la infancia es indiscutible. A través de la mejora de las habilidades motoras, los niños en edad preescolar no solo desarrollan su capacidad física, sino también una base sólida para su bienestar emocional. Fomentar el juego activo, la interacción social y un entorno enriquecedor es esencial para un desarrollo integral que prepare a los niños para enfrentar los retos emocionales de la vida.
Fundación Clínica de la Familia. (2015). Informar para la Salud [Imagen]. Recuperado de http://www.fundacionclinicadelafamilia.org/wp-content/uploads/2015/06/Informar-para-la-Salud-06-06-15.jpg

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